La rosa de Guadalupe | Capítulo 702 | Como a una reina
La codicia de tres hijos los cegará y evitará el trato que su madre necesita, luego de años de abuso por parte de su esposo.
La vida de Paulina ha estado llena de arrepentimiento y un profundo sentimiento de soledad. Por un lado, su esposo, Vicente, la trata mal y la hace sentir inferior, diciéndole lo inservible que es para él, mientras la trata como una sirvienta.
Por otro lado, sus hijos son desatentos, no la defienden de los horribles tratos de Vicente y nunca le pone la atención requerida, más allá de cuando necesitan dinero o algo material y es su nieta es la única que de verdad le pone atención y la cuida como se debe.
Los malos tratos han dejado a Paulina llena de rencor, además de tener varias alucinaciones en las que acaba con la vida de su esposo en venganza a sus malos tratos, pero el tan esperado día llega y para la fortuna de Paulina, Vicente fallece.
Un verdadero calvario y la soledad comienzan a aparecer y es que, con la partida de su esposo, Paulina ahora deberá enfrentarse al falso amor y repentina preocupación de sus familiares, quienes están detrás de todo aquello que Vicente haya dejado en su testamento.
Un golpe de realidad llega cuando Paulina descubre que su difunto esposo la dejó sin nada y mientras sus hijos celebran, la mujer enferma. El amor de madre ante la “necesidad” de sus hijos es más fuerte, por lo que la opción de no solo a abandonar su hogar, sino a la idea de terminar en una causa de reposo por la codicia y la envidia de sus hijos se hace presente.
Con ayuda de su nieta, Paulina logra conseguir una asesoría legal y demanda a sus hijos por todo aquello que le corresponde. Paulina, decidida, comienza a cambiar su vida, empezando a trabajar en una panadería para lograr una verdadera independencia y allí se encuentra con uno de sus compañeros del gimnasio, Adolfo.
La vida se encarga de darle la razón a Paulina, y cada uno de sus hijos enfrenta un terrible final en sus matrimonios y familias, por lo que su madre los salva, siendo su principal defensora ante sus esposos, esposas e hijos, y los recibe en el hogar que un día quisieron quitarle. Llenos de arrepentimiento y de rodillas, los tres hijos piden perdón a su madre, dándole el trato que Paulina siempre mereció.
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