Capítulo 20 – Parte 3 – Jesús les dice a sus discípulos que los pecados deben vencerse con fuerza | Jesús

Theo se enloquece con las monedas que le dieron Helena y Claudia para ayudar a los que más lo necesitaban, pero Cayo, un soldado romano que trabaja para la familia de Pilatos, llega para darse cuenta que el dinero no fue a donde debía, así que decide acusarlo.

Por otra parte, Caifás sigue muy enojado porque Nikodemo lo increpó por sus acciones contra Jesús, para el sacerdote, él es un protector de las leyes divinas y no puede quedarse como si nada que pongan en duda su dignidad.

Susana visita a Barrabás para darle la buena noticia de que María Magdalena fue vista en las calles, y que si ella la encuentra y la lleva ante Pilatos, esto podría garantizarle su libertad, ya que probaría que él no la asesinó, como se le acusa.

Pedro ve a Adela de nuevo y se le acerca para ofrecerle una disculpa por la forma tan ruda en que la trato en la casa de Simón. La mujer le dice que está feliz por el perdón de Dios y que eso la hace sentir renovada y limpia.  El discípulo de Jesús le ofrece su casa para que pase la noche y así no corra ningún peligro.

En la cocina del palacio, Dimas ve que Cayo acosa a su hermana Diana, así que intenta defenderse. Al ver que su hermano estaba en problemas, la chica inventa que él es un soldado llamado Octavio y que es nuevo en el lugar. Luego del incidente, el ladrón la invita a visitarlo para conocer a Gestas.

Finalmente, en el templo, Jesús se acerca a sus discípulos y les dice:

"Son los ojos la lámpara del cuerpo. Si tus ojos son buenos, todo tu cuerpo será luminoso, más si tus ojos son malos, todo tu cuerpo estará en tinieblas, por lo tanto, en caso de que la luz que haya en ti sean tinieblas, que grandes tinieblas sean".

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