Picasso y Botero, cara a cara en una exposición en Francia

Aunque quiso ser como Picasso, el colombiano Fernando Botero encontró su propio camino hasta definirse como el pintor de los "volúmenes exaltados" y ahora confronta su obra con la del artista español.

"La dimensión exaltada da al objeto una sensualidad, una existencia más intensa, una presencia más grande", confió a la AFP el pintor y escultor, en la presentación de la exposición "Botero, diálogo con Picasso", en Aix-en-Provence, en el sureste francés.

"Con su genialidad, su capacidad de adoptar todos los estilos, Picasso inspiró a todos los pintores del mundo", agregó Botero en francés, admitiendo haber "vivido muchos momentos bajo su influencia". 

Como en la obra del español, los temas del circo, las corridas de toros, los desnudos y las naturalezas muertas están muy presentes en su trabajo. 

"Pero encontré una forma personal de expresarme, que no tiene nada que ver con Picasso", agregó el artista, de 85 años.

La muestra, que expone 60 cuadros y dos esculturas del colombiano y 20 pinturas del español, pone en evidencia este recorrido, desde la emulación hasta la distinción de Botero respecto a Picasso. 

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Por ejemplo, en su periodo cubista, Picasso descompone los objetos, mientras Botero los transforma para mostrar el volumen y la masa.

"Picasso descompone y deconstruye. Cuando pinta una guitarra, hace una simplificación que recuerda la guitarra, pero quitándole el volumen. Yo hago una guitarra masiva", dice el artista colombiano.

"Es un diálogo (entre ambos artistas) hecho de intercambios, de idas y venidas y a veces de desacuerdos", explicó la comisaria de la muestra, Cecilia Braschi. 

En la pintura de Botero, los sujetos tienen formas voluptuosas, coloridas y sensuales. Además, su escultura representa una continuidad de este estilo. "Es una prolongación de mi trabajo como pintor, es más fácil pasar de un volumen irreal a uno real porque mi pintura ya tiene un cierto volumen".

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En cambio, la expresión de los rostros es ignorada de forma deliberada. "No quiero hacer un estudio psicológico de los personajes. Para mí, una cabeza es un objeto, como una mano o un pie", explicó. "La no expresión se convierte así en una expresión".

Junto a escenas alegres y coloridas, se exponen pinturas sombrías e impregnadas de violencia, guerras y terremotos. Como Picasso, Botero se reivindica como un artista que pinta "cuadros por la libertad y contra la injusticia". 

El colombiano admite su frustración por no haber podido conocer a este "maestro extraordinario", fallecido en 1973. "En 1953, con un amigo, fui a su casa en Vallauris", una localidad de la Costa Azul francesa donde el pintor vivió durante varios años.

"Alguien nos abrió la puerta pero no nos acogió porque no habíamos concertado ninguna cita. 'Quédese aquí, viene cada día', nos dijo el responsable de un bar justo al lado... Me quedé, pero no vino", lamenta todavía hoy Botero.

Con Picasso, "existimos como artistas, puesto que tenemos una manera diferente de ver, un estilo. Los temas son siempre los mismos, como el caballo, que fecha de la prehistoria. Lo esencial es el estilo".

En la entrada del Hotel de Caumont, donde se expone la muestra, un caballo de tres metros de alto, de formas redondeadas, da fe de sus palabras. "No se parece a ningún otro caballo representado en toda la historia del arte. Es mi caballo", sonríe el artista.

Con información de AFP.

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04 Abr 2024 11:30Por: canalrcn.com

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