El Chavo del 8 - Los bomberos de la vecindad
Mientras los niños juegan a que una casa prendía en llamas, los adultos asustados piensan que es realidad.
La Chilindrina se acerca a su padre para pedirle dinero, pero él no le presta atención, pues está concentrado en que no hay luz y por esa razón no puede planchar su ropa.
El interruptor de luz de la vecindad no funciona por lo que tuvieron que repararlo, pero aun así sigue presentando fallas.
En el patio de la vecindad, Quico y el Chavo juegan a los astronautas; uno se encarga de manejar la nave y el otro de que todo funcione. Sin embargo, los inocentes niños no se habían percatado de que estaban jugando con el interruptor de la luz.
Don Ramón sale de su casa y ve la escena. Se enoja mucho y pellizca a Quico. El profesor Jirafales llega y presencia todo. Don Ramón después de su cometido sale corriendo para que el maestro no le haga nada.
Quico va con su mamá para contarle lo que le ha hecho Don Ramón, ella sale muy enojada de su casa para buscarlo, pero al salir ve al profesor Jirafales y se olvida de todo lo que su hijo le dijo.
En la casa de Don Ramón huele a quemado, pues su ropa se había quemado luego de dejar la plancha encendida sobre sus cosas.
Don Ramón, Quico y el Chavo empiezan a discutir por lo sucedido, y sin darse cuenta Quico se quema con la plancha.
Gracias a lo sucedido, a la Chilindrina se le ocurre que, junto a su amigo, el Chavo, podrían jugar a los bomberos. Quico se percata del juego y les pide que lo dejen jugar.
Don Ramón sale a tender su ropa mientras los niños juegan y hacen sonidos extraños, motivo que hace que se enoje.
Después de esto, los pequeños de la vecindad siguen jugando a los bomberos, pero esta vez simulando que es la casa de Quico la que se está incendiando.
