La Maracucha

Dailyn Valdivieso

Alta, bonita, gruesa, de mirada pícara, sonrisa amplia y agradable. Siempre está de buen humor y procura llevársela bien con todo el mundo. Vivía en Maracaibo, Venezuela, pero la crítica situación de su país la hizo migrar a Colombia dejando a su esposo con su hijo en casa de su suegra.

Sabía que tenía que llegar al eje cafetero. Un señor en Cuestecita, Guajira, le dijo que allá estaban en plena cosecha cafetera y que seguro necesitaban manos para coger café. Y así hizo.

Tuvo que atravesar cinco departamentos en largas caminatas, además de dormir a la intemperie y pagando plata para poder pasar de un lado a otro. Sus pies quedaron destrozados.

Alcanza a llegar al eje cafetero sin un peso en el bolsillo. Gaviota se la encuentra a punto de comer sobras en una cafetería.

Por su contextura le cuesta estar entre los cafetales, entonces apela a su mayor cualidad, la cocina. Gracias a esto conquista el paladar de Aurelio, lo cual permitirá que la deje cocinar para los trabajadores, a pesar de que el puesto ya lo tenía Margarita.

Con la muerte trágica de su esposo, tuvo que devolverse por su hijo, pero tiempo después regresa a la hacienda, en donde no solo ha encontrado trabajo sino amistad, y la atención de Aurelio, quién se encariña con Gregorio, su hijo.

Aunque la Maracucha, como le dicen, estaba enamorada de su esposo, Aurelio comienza a despertarle la atracción que jamás sintió por otro hombre, pero antes que el amor, para ella está la amistad, esa que va y viene con Margarita.

Se convierte en una amiga incondicional de Gaviota y Carmenza, es la única que sabe sus más íntimos secretos. Aunque le gusta hablar y contarlo todo, por lealtad tiene que guardar el mayor de todos; que Gaviota se va para los Estados Unidos a buscar a Sebastián.

Cuando termine la cosecha tendrá que tomar una gran decisión, y esta consiste en pensar si migra de nuevo hacia otro lugar, o pone un negocio de arepas en el pueblo para estar cerca de Aurelio.